Solemos decir que China dominará el mundo, pero ¿sabemos cómo?




En el anterior post se explicaron los orígenes de la guerra comercial entre EEUU y China, cómo el país asiático tiene una posición favorable en el tablero comercial mundial, y cuáles pueden ser las consecuencias económicas de una escalada en la presión arancelaria. En este post ahondaremos en el peligro que tiene China para la economía mundial, y más concretamente para la española. Puesto que aun no se disponen de cifras de 2019, se utilizarán las de 2018* para poner de relieve la situación comercial que vive el mundo y lo que está por llegar.

España compró mercancías a países extranjeros por valor de 330.635 millones de euros, es decir, más del 27% del PIB. China fue el tercer país al que más se le compró (6,88%), solo por detrás de Alemania (13,83%) y Francia (11,62%), aunque un poco por encima de Italia (6,73%), el cuarto país en esta lista. Bien es cierto que Alemania y Francia duplican a China, pero su constante crecimiento —aunque empiecen a dar síntomas de desaceleración— auguran una subida en los ratios. Esto es así porque producen mucho y barato, tienen una increíble capacidad de adaptación y no juegan todo lo limpio que deberían, tanto figurada como literalmente, ya que se saltan a la torera los convenios globales de emisiones de CO2, lo cual les permite basarse en el carbón como combustible de sus fábricas mientras que el resto de países está en plena descarbonización, generando una competencia desleal. Sin olvidar que a esto hay que añadirle las facilidades arancelarias por ser un país en desarrollo.

Que China sea capaz de colocar productos más baratos en el circuito comercial hace que los consumidores optemos por comprar dichos productos, deslocalizando el dinero nacional hacia China, y provocando el cierre de empresas y despido de trabajadores. Un mayor número de personas sin empleo conlleva a que el Estado tenga que pagar más subsidios y recaudar menos impuestos directos (IRPF e Impuesto sobre Sociedades). Si a esto le sumamos el actual escenario de pre-crisis o de estancamiento de la economía, lo que implica un menor consumo por miedo al futuro incierto, hace que aumente el déficit más aún. Recordemos que las cuentas del nuevo ejecutivo no dan para revertir la situación (Cuentas del Gobierno de Pedro Sánchez). Llegados a este punto, la solución para costear todo un país como España pasará por emitir deuda pública a entidades nacionales e internacionales, donde está China esperando con los brazos abiertos porque tiene muchos euros según lo explicado antes.

Ahora bien, un Gobierno sensato —con liquidez después de endeudarse— invertirá en la creación de nuevas empresas que tiren de la economía para poder salir de esta espiral recesiva, siendo esta la única fórmula para generar empleo y riqueza que permita devolver la deuda contraída sin tener que subir más los impuestos. En cambio, un Gobierno insensato derrochará ese dinero en subidas de pensiones y sueldos públicos, en construir infraestructuras deficitarias que comuniquen las regiones que le han aupado al poder, y en aumentar la financiación de las autonomías que le chantajean con independizarse. Ante tal despilfarro, surge la imposibilidad de pagar la deuda sin subir los impuestos, ahondando más en esa espiral recesiva. Esto acaba derivando en el endeudamiento de las empresas españolas para hacer frente a esos sobrecostes impuestos por el Gobierno. ¿Y quién está esperando con los brazos abiertos para comprar deuda? Efectivamente, China. Y si se siguen haciendo políticas económicas insensatas, muchas empresas pasarán a ser propiedad china.

Nótese que este argumentario se ha dramatizado para enfatizar el problema y hacer ver al lector las consecuencias que pueden tener políticas populistas. Si bien es poco probable que algo así ocurra en el corto y medio plazo, sí puede darse el caso que a largo plazo nos veamos en esta tesitura, dadas las cotas de desarrollo y producción que está alcanzado China. Obviamente intervienen otros muchos factores y el futuro es desconocido, pero que la primera potencia mundial se haya colocado en modo ataque es indicativo de que la guerra comercial amenaza las economías de muchos países occidentales.

*https://datosmacro.expansion.com/comercio/importaciones/espana