Desde que se fundase en 1879, el PSOE ha dado a España más desgracias que éxitos.



¿Y si te digo que el culpable de la Guerra Civil Española fue el PSOE? No es solo una conclusión a la que he llegado leyendo y analizando fuentes, sino la de no pocos historiadores y revisionistas del pasado reciente de España. No es el PSOE que conocemos, o que hemos conocido desde el fin del franquismo, era peor. ¡Figúrate! 1879 fue el año de la fundación del partido, hace casi siglo y medio. El arraigo del socialismo marxista en Europa era fuerte. La Primera Internacional se celebró solo 15 años antes y la lideraron Marx, Engels y Bakunin. Eran tiempos de cambio postcapitalista. La Revolución Industrial estaba haciendo ricos a muchos propietarios de fábricas y medios de producción, y pobres a los trabajadores que vivían encadenados a sus puestos de trabajo por un jornal muchas veces insuficiente. Levantamiento de los de abajo contra los de arriba, obrerismo, sociedades igualitarias, lucha de clases: socialismo marxista y anarquismo bakuniano. El PSOE eligió la ciencia sobre la metafísica, ésta última fue la elección de los pocos proletarios españoles dado el retraso económico e industrial del país en comparación con Alemania, donde el homólogo SPD fue fundado pocos años antes que el PSOE, por equiparar a ambos países en su contexto histórico.

Logo del Komintern.
Nula acogida tuvo el partido de Pablo Iglesias Posse hasta la fundación de la UGT en 1888. Sí, el sindicato hermanado con CCOO —tanto monta, monta tanto— que poco aportan más allá del primero de mayo desfilando con banderas a falta de carrozas. Los trabajadores empezaron a sentirse representados por el partido y el sindicato, ganándole terreno al anarcosindicalismo de la CNT durante la segunda década del siglo pasado, época de la Primera Guerra Mundial y de la revolución bolchevique en Rusia, catalizadora del sentimiento insurreccional y transformador al oeste del continente. Fue momento de dudas en el seno del partido: continuar con el marxismo reformista de la Segunda Internacional de Kautsky o virar a la revolución proletaria leninista de La Tercera Internacional. Algunos miembros no perdonaron la moderación y fundaron el PCE en 1921 solo dos años después del Komintern. Pero tal fue la traición a sus bases que el PSOE colaboró con la dictadura protofascista de Primo de Rivera para que éste se deshiciera de la CNT, la competencia de la UGT en aquel momento. Esto catapultó al tándem partido-sindicato al reconocimiento social a las puertas de la Segunda República.

Milicianos republicanos con el cadáver de una religiosa.
Momento clave en la historia de España. La Segunda República alternó gobiernos de izquierdas y de derechas a tiempos iguales. El PSOE tuvo varios Ministerios en la coalición con otros partidos republicanos y socialistas durante el primer bienio. Tras el varapalo electoral del 1933, donde ganó la CEDA y formó gobierno con el partido de Lerroux, el PSOE se radicalizó volviendo a la vertiente soviética de la mano de Largo Caballero. Fue éste el que dio un Golpe de Estado en Asturias en 1934, junto con los comunistas del PCE y los anarquistas de la CNT y la FAI, que se saldó con más de un millar de fallecidos. Tal levantamiento contra el gobierno derechista fue sofocado por Francisco Franco, que aseguró la continuidad de la República. Una vez terminado el segundo bienio, en febrero de 1936 el Frente Popular ganó unas elecciones a todas luces fraudulentas. Esta coalición estaba encabezada por un PSOE completamente desnortado, defendido por milicias callejeras, pistoleros y mercenarios que se enfrentaban a sangre y fuego contra falangistas, anarquistas y quien osara hacerles oposición. Pocos meses duró el gobierno del terror frentepopulista, pues en julio de ese mismo año estalló la Guerra Civil Española, motivada entre otras cosas por el asesinato del político monárquico José Calvo Sotelo a manos del guardaespaldas del entonces líder del PSOE, Indalecio Prieto, así como el terror anticlerical al más puro estilo jacobino de Robespierre, espejo en el que se miraban.

Buenaventura Durruti.
Durante la Guerra Civil el país se dividió en dos. Por un lado, la España sublevada con capital administrativa en Burgos y de facto en Salamanca ilegalizó al PSOE. Por otro, la España republicana con capital en Madrid y gobierno socialista encabezado por Largo Caballero consumó su autodestrucción tras las Jornadas de Mayo de 1937, episodios violentos en Barcelona entre los republicanos de PSOE, PCE más el Gobierno de Cataluña; y los anarcocomunistas de Durruti y el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), que se saldaron con cerca de mil fallecidos. Posteriormente, Largo dimitió y Juan Negrín tomó el mando, el mismo que dio la orden cuando era ministro de Hacienda de saquear el Banco de España para entregar las reservas de oro a la URSS de Stalin a cambio de apoyo militar soviético. El valor del oro perdido equivale a más de 20.000 millones de euros actuales. Tras la Guerra y la posterior dictadura franquista el PSOE estuvo ilegalizado.

Cartel del UPV contra la entrada en la OTAN.
Llegada la Transición, el PSOE se refundó en un partido socialdemócrata dando la espalda al marxismo que defendió desde su fundación hasta su ilegalización. No obstante, desde las primeras elecciones democráticas de 1977 hasta que se hizo con el poder en 1982, siempre mantuvo una dura oposición contra la UCD, el partido también socialdemócrata de Adolfo Suárez, hasta el punto de declararse antiotanista junto con el resto de partidos de izquierdas. Esta postura unánime en el seno del partido liderado por Felipe González dio un giro cuando consiguieron gobernar España, tan es así que el referéndum consultivo no vinculante sobre la entrada en la OTAN celebrado en 1986 estuvo defendido por el mismo PSOE antiimperialista de pocos años atrás. Paradojas de la política que propiciaron la entrada de nuestro país en la estructura militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte en 1997. Además, en el mismo año del referéndum se oficializó la entrada en la CEE (Comunidad Económica Europea), lo que a la postre sería la actual Unión Europea. Esta fue una decisión que marcó el futuro económico y geopolítico del país, puesto que Europa siempre nos ha visto como un país servil frente a las grandes potencias. No en vano, los padres fundadores de las primitivas Comunidades Europeas fueron Konrad Adenauer, Jean Monnet, Winston Churchill, Robert Schuman, Alcide de Gasperi, Paul-Henri Spaak, Walter Hallstein y Altiero Spinelli, y como era de esperar, Alemania, Francia, Italia y Reino Unido llevan manejando el cotarro setenta años.

Las condiciones de entrada en Europa fueron un saqueo encubierto, en tanto en cuanto se vendieron muchas de las empresas públicas que nos otorgaban soberanía industrial y económica. Empresas pertenecientes al INI (Instituto Nacional de Industria) fundado por Franco en 1941, varias de ellas iniciaron su actividad a principios de siglo durante la dictadura de Primo de Rivera. El caso más notorio se dio con SEAT (Sociedad Española de Automóviles de Turismo) vendida en 1986 a la alemana Volkswagen. Las empresas que no se vendieron a capitales extranjeros se privatizaron para obtener liquidez dadas las concurrentes crisis en las que el PSOE sumía al país. La más dura fue la de 1993 tras los ingentes derroches de dinero público para sufragar los Juegos Olímpicos de Barcelona, la Expo de Sevilla y la puesta en marcha de la primera línea de AVE en 1992. Tal recesión duró hasta pasado 1995, año de la firma del conocido como Pacto de Toledo, el cual pretendía sentar las bases de financiación de la Seguridad Social tras desligar la sanidad pública de la misma por la quiebra que se produjo durante el cuarto y último mandato del PSOE de Felipe González. Pero el capítulo más negro en la historia del partido socialista durante los ochenta lo protagonizaron los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), una agrupación de mercenarios parapoliciales pagados por el Estado para hacerle contraterrorismo a la banda ETA. Lo grave del caso, si es que puede haber algo peor que organizar comandos terroristas de Estado, fueron los errores en secuestros y asesinatos de personas que no tenían nada que ver con la banda terrorista.

Puerta del Sol durante el Movimiento 15M.
El siglo XXI devolvió al PSOE a la Presidencia del Gobierno de España en 2004 con José Luis Rodríguez Zapatero, un político centrista, progresista y moderado que mantenía unas políticas típicas socialdemócratas, esto es, clientelismo y derroche de dinero público. Su mandato quedó relegado al ostracismo histórico a causa de la crisis financiera global de 2008, que si bien no fue culpa suya, sí ocultó las verdaderas dimensiones económicas que sufrió el país en los años posteriores. Sin embargo, en su haber destacan medidas como el carnet por puntos, que bajó a mínimos la siniestralidad en carretera, y la legalización del matrimonio homosexual, hito en materia de igualdad y libertad. Eran tiempos de bipartidismo, alternancia de políticas sociales conservadoras y progresistas, de políticas económicas monetaristas y keynesianismo, pero con un mismo vicio: la corrupción. El ala más dura de la izquierda patria despertó el 15 de mayo de 2011 y se asentó en la Puerta del Sol madrileña para condenar y castigar el robo sistémico al que nos sometían los políticos. De ese movimiento nació Podemos, fundado por exmiembros de PSOE, Izquierda Unida o el propio PCE, de ideología postmarxista y centrado en la doctrina de Foucault, Gramsci o Laclau. El partido morado ha transformado el tablero político en un ring, en un espacio de confrontación y lucha dialéctica no visto desde hacía décadas. Ha supuesto que el PSOE haya construido un gobierno de coalición desde 2019 en torno a su populismo, y que ambos partidos caminen de la mano hacia el constante menoscabo de la democracia liberal y del Estado de Derecho que se firmó con la Constitución del 78.

Como has podido comprobar, no miento cuando digo que el PSOE solo ha traído ruina y desgracia a España.