No, el comunismo no es ni democracia ni libertad.
La mejor política de Unidas Podemos. Y eso no quiere decir que sea buena política, sino que es la mejor del partido morado. Es la única que mantiene un tono elegante, educado, amigable, y parece estar libre de mácula penal. Podremos estar más o menos de acuerdo con su ideología económica, que es la que utiliza en su labor como ministra de Trabajo, pero es indudable que su talante no es el común entre sus compañeros de partido. Una rara avis entre tanto revolucionario sin causa, populista bolivariano, y chusma en general. Algunos me diréis que es comunista. Sí, lo es, reconocida y orgullosa de serlo. Y militante del Partido Comunista de España (PCE). Lo dejó claro en este vídeo en el que abrió más de una boca, y por el que le llovieron las críticas.
Ante la capciosa pregunta del entrevistador "comunismo o libertad", en clara alusión al lema de campaña de Isabel Díaz Ayuso para las autonómicas madrileñas del 4 de mayo, y aun dando un rodeo innecesario, acabó reconociendo su ideología. ¡Como si fuese novedad! Lo más curioso del vídeo es que ese circunloquio fue para decirle a la opinión pública que no se frivolizase con el término "libertad". ¿Disculpa? Los que más han frivolizado con la palabra de moda han sido socialistas y comunistas. Libertad tiene ya tantas acepciones como fascista. Es un concepto tan manoseado que cada uno hace un uso tendencioso según le conviene. Y una comunista no es la más indicada para reivindicar las libertades que ofrece su sistema. Todos conocemos países que han estado o están subyugados por tiranías socialistas o comunistas. No hace falta que me adentre en casos particulares. Sin embargo, en un ejercicio de entendimiento, romperé una lanza en su favor.
Atengámonos al contexto histórico. Tras la Guerra Civil, el comunismo fue duramente reprimido en España durante la dictadura franquista. No en vano, uno de los detonantes del conflicto bélico fue el "sindiós" que era el país con el Gobierno del Frente Popular, coalición formada por socialistas, comunistas, marxistas, independentistas y sindicalistas, además del apoyo violento de los anarquistas. Franco odiaba a los comunistas, y durante su mandato ejecutó a muchos de ellos en dudosos juicios sumarísimos. Yolanda, con sus palabras, denuncia la falta de libertad que padecieron los condenados y ejecutados comunistas durante el franquismo. Efectivamente, la dictadura que sufrió España durante cuarenta años eliminó muchas libertades de los ciudadanos, la más evidente es la democrática. Pero en pleno siglo XXI, hacer un alegato contra el horror que sufrieron los enemigos del franquismo, a fin de denunciar el actual uso frívolo de la palabra "libertad", no tiene demasiada razón de ser. Pero vayamos al contexto político.
La democracia interna del único partido que gobierna un país —porque ha eliminado a la oposición— no es democracia, es dictadura.
El "centralismo democrático" implantado por primera vez por Lenin en la URSS —y copiado por Mao en China— no es democracia. Al menos no es una democracia pluralista como la que conocemos en la mayoría de los países, en donde diferentes partidos representativos de cada ideología compiten en unas elecciones legitimadas. La democracia interna del único partido que gobierna un país —porque ha eliminado a la oposición— no es democracia, es dictadura. Lo explico: En la URSS existían los soviets, que eran instituciones asamblearias comunales que tomaban decisiones en el ámbito territorial que ocupaban. En los albores de la Revolución Rusa (1905) no tenían conexión, pero tras el secuestro de ésta por Lenin y los bolcheviques, empezaron a organizarse entre ellos piramidalmente hasta llegar al Soviet Supremo, que al final era el que decidía por todos. Esta práctica tiránica fue la habitual en los países que sufrieron los postulados marxistas-leninistas, y es la que personas de la ideología de Yolanda Díaz quieren importar a España.
Yolanda Díaz, que a todas luces será la heredera de Podemos, tendrá la difícil empresa de reflotar el barco que Pablo Iglesias está haciendo zozobrar inexorablemente.
No, el comunismo más reconocible no es democracia, y mucho menos es libertad. Sin embargo, en una sociedad plural y liberal sí hay cabida para la instalación de una suerte de soviet o comuna regida por principios democráticos, cooperativos y libertarios, alejados de tendencias imperialistas y totalitarias. Yolanda Díaz, que a todas luces será la heredera de Podemos, tendrá la difícil empresa de reflotar el barco que Pablo Iglesias está haciendo zozobrar inexorablemente. Para ello, debería de alejarse de estos discursos sectarios y acercarse a la izquierda moderada. A su izquierda del espectro político no tiene rivales, los tiene a su derecha. La futura nueva dama del partido morado no lo va a tener nada fácil. El populismo no funciona eternamente.
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