Una nueva muestra de la degradación identitaria de un partido que descarta el sentido común como base política.
Bueno, pues lo han logrado una vez más, tienen lo que querían, que se hablase de su último delirio, para bien o para mal, pero que se hablase. La verdad es que a nadie ha dejado indiferente el cartelito que se ha sacado de la manga el Ministerio de Igualdad. Es harto complicado abstraerse del ridículo que representa el contenido político, el contenido visual y el contenido oculto. Empezando por este último, el más sangrante porque afecta al erario público, resulta que en el contrato publicado en el portal de transparencia del gobierno central se especifica que el monto del proyecto adjudicado a una empresa A es de 84.500€, que a su vez lo ha subcontratado a una empresa B por menos de 5.000€, la cual ha robado imágenes de Instagram de mujeres reales para hacer el collage. 80.000€ que se han perdido en el bolsillo de alguien, como es costumbre en los políticos, y los de Podemos no iban a ser menos. El total con el IVA incluido es de 100.000€, a los que habrá que sumar lo que pidan las modelos afectadas. Bastante cara está saliendo la campaña.
El contenido visual no es más que un grupo de mujeres no heteronormativas en la playa. No heteronormativas porque lo dice la ministra de Igualdad y sus hordas de feministas. De izquierda a derecha aparece una mujer joven y delgada con vello en la axila; una mujer con una mastectomía total de un pecho; y tres mujeres con sobrepeso, una de ellas negra con el pelo rapado y rubio. Hemos de suponer que son una suerte de «bichos raros» porque no encajan con el ideal de belleza que ha pretendido vender siempre el capitalismo contra el que lucha este grupúsculo de extremistas del mundo woke. Quien se declare con dos dedos de frente ha entendido siempre que el canon de belleza es eso, un canon, un prototipo perfecto que está fuera de la norma, y en ningún caso se debió entender como un repudio a los que no cumplen con él, salvo los que no lo entendieron y se dedican a montar campañas en su contra. La desgracia para el sentido común es que precisamente logran lo contrario a lo que combaten: ver la norma como la excepción, ver bichos raros donde solo hay personas normales, más allá de que el sobrepeso esté desaprobado médicamente.
Ver la norma como la excepción, insistamos en esto. Ese es el objetivo de la campaña, el contenido político del cartel. Podemos es un partido populista que demuestra constantemente su irracional deriva identitaria, la que le lleva a perder su otrora voto fiel y ser un paria en los parlamentos autonómicos vistas las últimas elecciones. Parece que no son capaces de caer en la cuenta de que los identitarismos ya no calan como cuando se formalizaron como opción política tras el 15M, que el socialismo no es eso, que lo que hacen es más propio de su archienemigo el capitalismo, el cual busca nichos de mercado a los que vender su producto lo necesiten o no. Las mujeres gordas, negras, con vello o con cualquier defecto físico no necesitan el producto que les vende Podemos y el Ministerio de Igualdad, porque no sirve, no les va a mejorar la vida, es un burdo gancho para que unos cuantos interesados vivan de hacer creer a ciertas personas que son víctimas del odio sistémico de una sociedad que no las entiende. Podemos se nutre de la negatividad, la debilidad y la falta de dignidad y orgullo individual, colectiviza esa brecha psicológica, la convierte en mártir social, y la explota beneficiándose política y económicamente. Urge echarlos de las Instituciones.
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