Cada 12 de octubre celebramos la evolución de la humanidad.


Un año más, la contracultura, verbalizada en «tuits», vídeos y podcasts perpetrados por los amigos del morado «segundorepublicano», nacionalistas de su no-nación, y la borregada inculta que les acompaña ensuciando el suelo de excrecencias ideológicas con forma de bolita y color marrón oscuro, manifiesta que no tiene nada que celebrar, que el 12 de octubre es una ignominia colonialista, genocida y esclavista. —Violamos a sus mujeres, dicen aquí y acullá. ¡Pues claro que se cometieron tropelías! ¡Era el Medievo, por favor! Los grandes imperios han hecho y desecho a su antojo hasta hace casi dos días, pero algunos se siguen rasgando las vestiduras por algo acontecido hace medio milenio. Pretenden ejecutar un revisionismo histórico con la cultura que se tiene hoy. Es absurdo y no merece la pena seguir insistiendo en ello porque es de sentido común, ese que perdió la izquierda indefinida y woke hace ya demasiado tiempo.

Es lógico desde un punto de vista histórico y determinista que el imperio egipcio, o el mesopotámico antes que él, sucumbieran al desarrollo de las civilizaciones por otros imperios posteriores más evolucionados, como el griego, el romano, el mongol, el español o el británico, llegando así a nuestros días. Es imposible entender la Historia sin las invasiones de unos pueblos a otros, invasiones que, por otro lado, siguen produciéndose en la actualidad. Y esto es algo a lo que se ha dedicado la Filosofía desde hace siglos: el desarrollo del Materialismo Histórico, que tuvo su aporte más extenso en la figura de Karl Marx para defender la necesidad del socialismo basándose en la histórica lucha de clases a lo largo de los tiempos, las cuales devinieron en revoluciones políticas y sociales. Sin embargo, filósofos anteriores vincularon necesariamente el materialismo con el determinismo, el cual establece que es el medio el que se encarga de «determinar» las acciones humanas, e irremediablemente «determinan» de alguna forma el futuro. Dicho de otro modo, los grandes hitos históricos fueron fruto de la inexorable evolución de la humanidad, y su ejecución respondió al medio y a la cadena causa-consecuencia que los provocó. Es decir, el Descubrimiento de América fue un hecho provocado por un contexto de expansión generalizada del Viejo Continente, que no empezó en 1492 sino tiempo atrás.

Siglos antes de que la Corona de Castilla encomendase a Colón la misión del Descubrimiento del Nuevo Mundo, el reino de Aragón se echó al Mediterráneo y conquistó zonas del sur de Francia, todo el sur de la península itálica, Sicilia y Cerdeña. Y antes se conquistaron Valencia y Baleares, lo que los nacionalistas catalanes se jactan en llamar «Países Catalanes». Es obvio que esas conquistas no se hicieron con flores y buenas palabras pero, ¿por qué un grupúsculo de ignorantes con ínfulas ataca desmedidamente tan magno evento de nuestra historia? Sin duda porque odian todo aquello que tenga que ver con España, y caen en las más estrepitosas y lamentables incoherencias. Dicen ser socialistas, pero no son más que izquierda infantil. Ningún socialista se avergüenza del histórico pasado de su país. Un verdadero socialista rinde pleitesía a los grandes hitos y a las grandes figuras revolucionarias de la historia, como la Revolución Francesa o la bolchevique. Un liberal encumbra la Revolución Gloriosa inglesa o la Septembrina española. Y de la misma forma, la historia ha deparado hitos que, por muy dolorosos que fueron, no se deben borrar para evitar caer en ellos de nuevo. Es materialismo, es evolución, es lo que nos ha traído a todos aquí. Y sí, corrió la sangre en todos.

Incluso, tomando los argumentos de algunos historiadores, la conquista de América fue positiva en tanto que se unieron civilizaciones, de desarrollo muy prematuro y que guerreaban entre ellas, en torno a una misma lengua y cultura, formalizando una construcción política, económica y social que perdura desde entonces. En palabras de Octavio Paz, «si las pérdidas fueron enormes, las ganancias han sido inmensas». Comprar el relato revisionista con el objetivo de impartir justicia y reparación 500 años después es comprar la leyenda negra antiespañola impulsada por nuestros enemigos históricos. Enemigos que, sin embargo, cometieron verdaderas atrocidades allá donde fueron, como el Imperio británico en África, India y Oceanía; el francés en la mitad norte África; el portugués en Brasil y varios países del sur de África; o el neerlandés en Indonesia. Es, en definitiva, la contradicción de asociarse dialécticamente con otros imperios colonizadores y esclavistas para atacar nuestro pasado. Por esto, cada 12 de octubre celebramos la evolución de la humanidad.