¿Qué hay de cierto en la desmilitarización y desnazificación de Ucrania como motivos esgrimidos por Putin para atacarla?


Imagina que los mal denominados Països Catalans quieren independizarse de España porque tienen un idioma común y diferente al del resto de la nación. Bueno, no hace falta que lo imagines, es lo que ocurre. Pero imagina que Lleida, Girona y Barcelona por el lado catalán, y Valencia y Alicante por el lado valenciano, se han auto declarado repúblicas populares independientes, mientras que Tarragona, Castellón y Baleares siguen perteneciendo a España. Ahora supón que al otro lado de la frontera existe un país en el que se habla catalán y presiona para que estos territorios españoles se independicen oficial y definitivamente, a la vez que España hace lo propio para que no lo hagan. Añade además que por el lado español el gobierno está militarizando la zona conflictiva e instigando a los separatistas con formas nada democráticas más propias de Estados fascistas —lo cual sería delicioso para alimentar su delirio—, entre las que destacan actos terroristas y ataques indiscriminados contra la población civil llevados a cabo por organizaciones paramilitares de extrema derecha afines al gobierno. Digamos que tal cacería étnica anticatalanista habría provocado que millares de personas huyeran «al país del otro lado». Pues, salvando las distancias, esto mismo es lo que está ocurriendo entre Ucrania y Rusia.


En el mapa se diferencian las zonas escindidas de Ucrania de las que aún pertenecen a su territorio. Habrás oído hablar de las regiones de Donetsk y Luhanks, las cuales conforman la zona del Donbás, clave del conflicto actual. Sin embargo, hay que remontarse a 2014 para entender la guerra que hoy nos atenaza, cuando se produjeron las revueltas del Euromaidán. Sin entrar demasiado en detalle, ya que la información en Internet es más que extensa, el Euromaidán fue un movimiento proeuropeísta, nacionalista y anticomunista de Ucrania que chocó violentamente con las ansias separatistas de la región del Donbás y de la anexión de la península de Crimea a Rusia, y que logró la dimisión del entonces presidente electo prorruso, y amigo de Putin, Víktor Yanukóvich. No obstante, merece la pena retroceder hasta las elecciones de 2010, donde se jugaban el ascenso al poder el mencionado Yanukóvich y la multimillonaria oligarca del gas Yulia Timoshenko, mujer abiertamente de derechas y occidentalista. La victoria cayó del lado del primero, que en 2013 suspendió el tratado de libre comercio con la Unión Europea, lo que supuso un duro golpe en la economía de los grandes magnates ucranianos, Timoshenko entre otras. Tras pasar tres años en prisión, durante las protestas del Euromaidán fue liberada, logrando un importante peso en todo lo que acontecería después.


A partir de 2014 los prorrusos vivieron una limpieza étnica a manos de grupos neonazis ¡pertenecientes a las Fuerzas Armadas bajo control del Ministerio del Interior de Ucrania! Se trata principalmente de los grupos paramilitares Batallón Azov y Sector Derecho, autores de la Masacre de Odesa en mayo de 2014 dentro del movimiento del Euromaidán. En 2015, para frenar la escalada de terror entre grupos pro-Maidán/pro-Occidente y anti-Maidan/pro-Rusia, se firmó la Paz de Minsk forzada desde Moscú, pero los actos violentos no cesaron. Desde entonces se estima que más de un millón y medio de personas han huido del este de Ucrania hacia tierras rusas. Puede que te estés preguntado ¿por qué ha estallado el conflicto ahora? Desde 2019 gobierna Volodímir Zelenski, que, a priori, no parece tener relación directa con los movimientos neonazis, aparte porque es judío —aunque los prorrusos opinan justo lo contrario—, pero sí se mostró a favor del Euromaidán en 2014 y de formar parte de la Unión Europea y de la OTAN lo antes posible, algo que ha sido una inquebrantable línea roja para Vladímir Putin al no tolerar la militarización de la frontera ucraniana con Rusia, y que ha venido ocurriendo silenciosamente: en octubre de 2020, Reino Unido prestó 1.375 millones a Ucrania para armarse con ocho buques de guerra; y en abril de 2021, Ucrania admitió que valoraban la posibilidad de comprar armamento nuclear para defenderse de Rusia.

Las claves de esta guerra se resumen en varios puntos básicos: 1) El inicio fue el Euromaidán, movimiento de derecha y extrema derecha auspiciado por la oligarquía ucraniana para acercarse más a Occidente, hacer suculentos negocios, y asegurarse protección. 2) El odio a todo lo ruso, desde el idioma hasta a cualquier ciudadano prorruso. 3) Las violaciones sistemáticas de la Paz de Minsk. 4) La baja popularidad de Putin en Rusia y la falta de apoyos en Ucrania. El resto es geopolítica, es decir, mediciones de fuerza entre grandes potencias imperialistas, pero que no viene al caso para entender lo esencial.

Lo que acabas de leer no te lo cuentan los medios de información habituales, todos ellos abiertamente europeístas, pero basta con adentrarse en fuentes alternativas para conocer la verdad de un conflicto bélico que nos ha sobresaltado en los primeros compases del año. No obstante, es imprescindible aclarar que lo aquí escrito es solo una explicación del motivo por el cual Putin ha iniciado una guerra contra Ucrania, no una justificación. La guerra siempre debe ser el último recurso.