El populismo de Podemos consiste en echarle la culpa al empedrado de sus fracasos.


Resaca electoral post primeros comicios de 2022. Esta vez convocados por una ruptura de gobierno entre los socios que presidían Las Cortes de Castilla y León. Elecciones autonómicas adelantadas porque el PP no se fiaba de Ciudadanos ante los rumores de pacto con el PSOE, algo que viene ocurriendo en todas las CCAA donde gobiernan en coalición tras el escándalo de Murcia en marzo de 2021 y las elecciones también anticipadas de la Comunidad de Madrid del 4 de mayo de ese mismo año. Solo queda Andalucía donde se mantiene como puede un Ejecutivo miedoso. Ciudadanos se conjuga en pasado. Les queda algo de fuerza en ayuntamientos, pero a nivel nacional están acabados, aunque no ocultan su realidad. A Unidas Podemos le pasa algo parecido con la diferencia de que la culpa nunca es de ellos. Si no es de las cloacas, es de los medios de comunicación que les hacen el vacío y su mensaje no llega al ciudadano, o de la Ley d'Hondt.

Los resultados de las elecciones son de sobra conocidos ya. Un solo procurador para Podemos, el que ocupará Pablo Fernández, la cara visible del partido morado en Castilla y León. Su campaña se centró principalmente en devolver a la tierra a los allí nacidos que tuvieron que emigrar a otras Comunidades por la falta de oportunidades —como es el caso de quien escribe estas líneas—, en corregir lo que se ha dado en llamar «la España vaciada». Al calor de este problema de las zonas más despobladas y agrícolas de España han surgido partidos locales y regionales que buscan su parte de tablero en el juego político. Fue pionero Teruel Existe en las últimas elecciones generales, y es el caso de Soria ¡Ya!, Unión del Pueblo Leonés (UPL) y Por Ávila (XAV) en Castilla y León, partidos que han conseguido representación en las Cortes con tres, tres y un procurador respectivamente. Ellos han triunfado donde Unidas Podemos no ha podido. ¿Cuál ha sido el motivo? El sistema de asignación de escaños con el que opera España y otros muchos países del mundo: la Ley d'Hondt —o mejor dicho, el método d'Hondt—.

  • Unidas Podemos recibió 61.290 votos. Necesitó 61.000 para lograr un escaño.
  • Ciudadanos recibió 54.186 votos. Necesitó 54.000 para lograr un escaño.
  • UPL recibió 51.878 votos. Necesitó 17.300 para lograr un escaño.
  • VOX recibió 212.605 votos. Necesitó 16.300 para lograr un escaño.
  • Por Ávila recibió 13.854 votos. Necesitó 13.800 para lograr un escaño.
  • PSOE recibió 362.304 votos. Necesitó 13.000 para lograr un escaño.
  • PP recibió 378.896 votos. Necesitó 12.200 para lograr un escaño.
  • Soria ¡Ya! recibió 18.390 votos. Necesitó 6.100 para lograr un escaño.

En un mapa dividido por circunscripciones provinciales el método d'Hondt premia la menor dispersión de voto, y más si la circunscripción es pequeña, es decir, cuantos más votos recoja un partido dentro de la misma circunscripción, menos votos necesita para logar un escaño, tal y como ha pasado con Soria ¡Ya!. Es muy cínico que los mismos que se aprovecharon del método d'Hondt con las famosas confluencias (En Comú Podem en Cataluña, Compromís-Podemos-EUPV en Valencia y En Marea en Galicia) se quejen porque han salido malparados. La intención de revertir la España vaciada tiene calado; si no, los partidos regionales no hubieran tenido representación. Lo que ya no cala es el mensaje de Unidas Podemos, que lleva tiempo dando tumbos elección tras elección. La España rural se vació en tiempos de Franco cuando se industrializó el país. La labranza se mecanizó, no necesitó tanta mano de obra; y a la par, las ciudades se fueron llenando de fábricas y empresas necesitadas de trabajadores. La solución es demasiado compleja como para que unos populistas den recetas mágicas.

Tampoco los partidos regionalistas van a solucionar el problema. Solo conseguirán mejores infraestructuras para sus provincias y más dinero en el reparto de los Presupuestos. Atajar la despoblación pasa por reindustrializar las zonas vaciadas apostando por el favorecimiento del sistema fiscal, tanto para empresas como para trabajadores, en la medida de lo posible dadas las competencias que tienen las Comunidades no agraciadas como el País Vasco y Navarra. Pasa por establecer un SMI para cada zona, ya que el coste de la vida no es igual en una gran ciudad que en una pequeña o en un pueblo. Pasa por liberalizar el suelo. Pasa por varias medidas largoplacistas que son opuestas a la hoja de ruta de los partidos socialistas como Unidas Podemos. La única forma de enriquecer un territorio deprimido es otorgando elasticidad económica y política, algo que el partido morado no está dispuesto a hacer porque el socialismo es todo lo contrario, es constricción y coacción. ¿Qué empresario en su sano juicio va a invertir en una zona gobernada por Podemos cuando éstos mismos prometen sablazos fiscales a las grandes empresas y altos patrimonios?