90 años del sufragio universal pero lejos de ser una democracia plena.


Semánticamente manoseada. Filosóficamente tergiversada. La democracia tiene muchos siglos y muchas vueltas. En la antigua Grecia, cuna de la filosofía, se estableció como una de las formas de organización de la sociedad. ¡Hacer que los ciudadanos participen en la toma de decisiones del Estado! Según Platón, el gobierno de la multitud (malo). Según Aristóteles, el gobierno de los más (bueno). Una revolución social que hizo tambalear los cimientos del poder establecido: la aristocracia. Según Platón, el gobierno de los mejor preparados (bueno). Según Aristóteles, el gobierno de los menos (malo). Diferentes identidades de un mismo concepto, de una misma formulación social que va más allá de la mera configuración del poder, que sienta las bases del comportamiento humano: la libertad, la igualdad ante la ley y las relaciones contractuales. ¡La Santísima Trinidad del liberalismo! ¿Qué locura es esta? ¿Ese liberalismo que muchos asocian con el individualismo más egoísta, el sálvese quien pueda? ¡Pardiez! Pero si la democracia es 1. el Estado de Bienestar que no deja a nadie atrás, que nos iguala a todos; 2. el conjunto de asambleas comunales que vertical y centralizadamente deciden el destino de la nación; 3. el sufragio universal; 4. el partido único que expropia los bienes y los redistribuye en beneficio social; 5. un largo etcétera. Una ideología, una definición de democracia. Vuelta al dilema platónico y aristotélico multiplicado por tantos filósofos como ha dado la historia. ¿Por dónde empezar?

Lenin decía que la verdadera democracia era la que impulsó en la URSS, la de los soviets. Cada soviet era un parlamento formado por obreros y campesinos de un municipio que debatían y votaban por y para el microestado al que pertenecían. A su vez, existían soviets que aglutinaban soviets más pequeños, y así, de forma jerárquica, hasta llegar a los soviets de cada República, y por fin, al Soviet Supremo, el órgano legislativo de toda la Unión. Los representantes del pueblo eran elegidos mediante sufragio directo no competitivo, es decir, se votaban figuras del único partido legal, el Partido Comunista. «Centralismo democrático» lo llamaron. ¿Qué clase de democracia es esta en la que no existe oposición política, en la que las decisiones son unilaterales desde arriba hasta abajo? ¿Qué clase de democracia es esta en la que el disidente es acusado de contrarrevolucionario y «purgado»? Y lo que es peor, ¿qué clase de democracia es esta en la que su instauración requiere varios golpes de Estado (Revoluciones), una guerra civil y millones de muertos? Una lucha sin cuartel contra el zarismo y posteriormente contra un Gobierno Provisional ¡elegido democráticamente! Hay quien aun defiende este sistema a lo largo y ancho del globo. Se llama marxismo-leninismo. Vade retro.

Latinoamérica. Siglo XXI. Socialismo bolivariano. Otros tantos lo defienden. Los más por convicción de lo que rezan los menos, que cobraron y cobran por traer su doctrina deyecta a España. Ya caerán. Como si no tuviésemos suficiente con la clase política que nos gobierna desde hace transiciones, dictaduras, repúblicas, dictaduras otra vez, y... no es plan de darle la vuelta al siglo pasado. Bastante hubo. De democracia hablan aquellos que ni siquiera la defienden, que la usan torticeramente para ganar votos, ¿de quién? De niños. De mentes ridículas. De quienes se dejan embaucar por populismos de primero de psicología. Débiles. La democracia no es, en absoluto, la nacionalización de todo lo privado. No es expropiación. No es colocación de políticos en las empresas robadas. No es hiperinflación. Ni es ruina ni miseria por muy libres que sean las elecciones. Que no lo son. Que son un fraude. Que violan la Constitución como si fuera el peor de los deshechos, pero se escudan en ella. Cobardes.

Socialdemocracia. Una derivada del marxismo. Imposible fiarse. Hoy lo llaman neoliberalismo. ¡Qué ironía y qué ignorancia! Lobbies, clientelismo, amiguismo, mercantilismo, monetarismo, y un largo etcétera. Somos lo que hemos visto, porque antes solo nos enseñaban lo que les interesaba enseñar sabiendo que no había alternativas al oligopolio informativo. Manipuladores. Vemos que la separación de poderes tiende al «siamesismo». El poder Ejecutivo maneja el Legislativo, pero también maneja el Judicial, que se lo negocian como si fuera una lonja. ¡Y manejan el cuarto poder! Adulteran los medios de comunicación públicos, pero como no es suficiente, compran con dinero público los medios privados. Una vez más, ¿qué clase de democracia es esta? Bendita globalización que nos acerca a las alternativas realistas a golpe de clic en digitales incorruptos o en blogs como este. No, no vivimos en una democracia avanzada. Cloacas es un término que nos estamos acostumbrando a escuchar y leer últimamente. El ser humano es corrupto por naturaleza. Los políticos y burócratas son más corruptos que la media humana. ¿Por que? Porque componen el Estado, el poder. Es un fallo primitivo que no se nos escapa a nadie, y al que hay que ponerle coto. Corregirlo es imposible. ¿Alternativas?

Noventa años del sufragio universal en España, aunque no se ejerció hasta 1933. Que todos los ciudadanos tengamos el derecho a depositar una papeleta en una urna es muy democrático, faltaría más, pero no es suficiente. Democracia plena es no cometer los errores anteriormente descritos. Es respeto, respeto y más respeto de quienes ostentan el poder a quienes no lo ostentan. Los primeros están ahí gracias a los segundos, que se les olvida recién tocan sillón de cuero. Es anticorrupción. Es cumplir las leyes. Es libertad de expresión. Es tratar a los ciudadanos como adultos. Es no interponerse en sus decisiones vitales, y sobre todo, no interferir ideológicamente en la educación de niños y jóvenes. Es no colectivizar para evitar injustos tratos de favor. Es, en definitiva, asegurar los derechos negativos y garantizar los positivos en la medida de lo posible (sosteniblemente) sin obstaculizar los primeros. ¿Qué es aquello que tiene la capacidad de coercer al ciudadano de, no solo lograr, sino aspirar a una democracia plena? Exacto, el Estado, ¡el mismo que debería ser garante de la misma! y quienes están detrás, los políticos y burócratas. Los fácilmente corrompibles. La alternativa es siempre reducir el tamaño del Estado. Quitarle poder, no ampliárselo como proponen los que más tajada quieren sacar, los verdaderos antidemócratas. A más Estado, menos democracia; a más liberalismo, más democracia. No es opinión, es información.