¿Qué consecuencias tienen las quitas de los créditos ICO para pymes, autónomos y banca?


Una de las medidas del Gobierno para salvar de la crisis del coronavirus a decenas de miles de pymes, micropymes y autónomos fue la concesión de líneas de avales ICO hasta un valor total de 100.000 millones de euros. Nos remontamos al Real Decreto-ley 8/2020 en su artículo 29 del 17 de marzo de 2020. España ya estaba completamente confinada y los negocios no esenciales cerrados. Tiempos duros se cernían sobre los bolsillos de los que solo pagaban y no ingresaban. El Gobierno, en su afán minimizador del drama —dicho de otro modo: en su afán por dar falsas esperanzas—, sostenía que se trataba de un tiempo limitado hasta que llegase la "nueva normalidad". Cuando llegó no solo trajo consigo la obligatoriedad de mascarillas y distancia social, sino la apertura a medio gas de esos negocios no esenciales. Después del verano llegó la segunda ola, y después de Navidad la tercera. Y esos negocios solo han podido, en el mejor de los casos, seguir trabajando a medias. Pero aquellos que solicitaron liquidez para salir adelante se ven ahora con que siguen sin poder hacerlo porque no ingresan lo suficiente, y además tienen que devolver lo prestado. El remedio ha sido peor que la enfermedad.

El Instituto de Crédito Oficial (ICO) es un banco público dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos y, en contra de lo que pueda parecer, no recibe dinero de los Presupuestos Generales del Estado, sino que se financia como cualquier banco privado, esto es mediante el cobro de intereses y el juego en los mercados financieros. Los productos que ofrece son muy limitados con respecto a otros bancos, es decir, cuando se habla de créditos ICO para empresas pueden ser préstamos personales (p.e.: para comprar una furgoneta o maquinaria) o hipotecarios (p.e.: para comprar un local), líneas de crédito o líneas de aval (más usadas para conseguir liquidez). En este caso, dada la coyuntura por el coronavirus, el RD antes mencionado solo aplica para líneas de aval que, a diferencia de una línea de crédito, esta se ejecuta cuando el cliente incurre en deuda, es decir, el ICO paga las deudas que el cliente no pueda pagar, contrayendo una nueva deuda con el ICO. Las bondades de este tipo de endeudamientos es que tienen unos tipos de interés menores que los que puede ofrecer un banco privado, y que los períodos de amortización son más elevados, aunque esto puede suponer pagar más dinero en su totalidad. Sin embargo, son los bancos privados adheridos al ICO los que evalúan y asumen parte del riesgo del endeudamiento, actuando como primer filtro y teniendo que provisionar el 40% de dicho riesgo en sus balances.

Casi un año después del RD ha sucedido lo que era de esperar, las empresas y autónomos no pueden devolver la deuda contraída. La solución propuesta por el Gobierno es promover quitas de deuda solo para los que solicitaron líneas ICO, que a la postre cubrieron apenas el 25% del tejido empresarial. Y es aquí donde se ven altamente perjudicados los bancos privados, debido a que serían ellos los que pagarían parte de las quitas, es decir, ese 40% del riesgo provisionado iría a pérdidas. Pero el problema no termina aquí, ocurre lo siguiente:
  • Las empresas y autónomos a los que no se les fue concedida una línea de aval ICO puede que se hayan endeudado con un banco privado, y estos no van a tener quita de deuda alguna.
  • Que estas empresas no sean ayudadas implica que aumentará considerablemente la morosidad. Esto supone que los bancos se vean obligados a dotar ese riesgo extra, pudiendo incurrir en más pérdidas, o incluso en quiebra.
  • Un aumento del índice de morosidad provoca por normativa que los bancos eleven el nivel de las condiciones para solicitar crédito. A menos créditos, menos activo y pásivo que mover en los mercados, lo que produciría una reactividad en la inversión tanto de compra como de venta, limitando así la financiación del sector bancario.
  • Que a la banca le cueste más financiarse implica irremediablemente que disponga de menos capital para prestar, impidiendo llevar a cabo proyectos del sector privado y del público.
  • Si las empresas tienen más dificultades para acceder a créditos, se verán obligadas a cerrar o a tener que deshacerse de bienes para poder sobrevivir.
  • Que cierren empresas significa un aumento de parados y un evidente aumento de subsidios por desempleo y de inserción (IMV), así como un menor consumo y emprendimiento, y por tanto menor recaudación fiscal.
  • La venta de bienes, normalmente inmuebles, por un precio inferior al de mercado permite a los fondos o empresarios buitre hacerse fácilmente con ellos y monopolizar una calle o un barrio, imponiendo precios abusivos de alquiler a quien quiera montar un negocio. Tal hecho deja fuera de juego a pequeños emprendedores que quieran montar un negocio, impidiendo contrataciones y cierta reactivación económica.

Y sería fácil seguir enumerando consecuencias negativas, pero todo se resume en que se profundizaría aún más en la crisis económica que ya padece el país. De no tomar medidas adecuadas, no sería descabellado pensar en futuros rescates, ya que cabe no olvidar que España está siendo sostenida por la Unión Europea, que mitiga la crisis mutualizando pérdidas entre los países miembros, manteniendo artificialmente baja la prima de riesgo y vendiendo deuda a precios ínfimos o incluso negativos.

La ministra de economía Nadia Calviño (PSOE) ha mostrado prudencia a la hora de determinar la medida definitiva para con empresas y autónomos. Hay 11.000 millones de euros sobre la mesa para paliar los desastres económicos del coronavirus y, a todas luces, las quitas de deuda de las líneas ICO no son suficientes. Además se genera agravio comparativo con quien no se les fueron concedidas. Pero es lo que defiende a calzón quitado Podemos: que paguen los bancos para ver si cae alguno y poder relanzar su propuesta de banca pública —es difícil reconocer ya si los economistas del partido morado son perfectos ignorantes o se lo hacen para cumplir con su propósito populista, coadyuvado por la terrible inopia cultural española en materia económica, entre otras—. La solución que piden todas las mentes preparadas es utilizar ese dinero en ayudas directas a todos los que lo necesiten, sin clases ni condiciones. ¿Cederá el PSOE al chantaje de Podemos? Los pactos con el diablo dan muchos dolores de cabeza.