¿Esperará Sánchez a los resultados del 4M para convocar elecciones generales?
1. Con Ábalos empezó todo. O lo que es lo mismo, desde Moncloa se cocinó todo. El ministro de Transportes fue quien, evidentemente ordenado por Sánchez, compró a unos mercenarios de Ciudadanos para reventar el Gobierno de la Región de Murcia, que venía siendo una coalición entre el Partido Popular y Ciudadanos con el apoyo externo de VOX. La jugada no salió como se esperaba. O sí, llegados a este punto es difícil saberlo. La moción de censura que Ábalos preparó con Inés Arrimadas en Murcia fue sofocada por el popular y también murciano Teodoro García Egea, que recompró a tres de los mercenarios que habían sido antes comprados por el PSOE. Un baile de peones al servicio del mejor postor. Una sinvergonzonería que pone de manifiesto la calidad política en España. Como cultura general, merece la pena saber que los diputados naranjas que anunciaron la moción contra el presidente de Murcia alegaron corrupción y lo que se ha dado en llamar "vacunagate", esto es colarse en el turno de vacunación contra el Covid. Como dato a tener en cuenta en todo este embrollo, nada relevante ya.
2. Cuando las barbas del vecino... Isabel Díaz Ayuso, harta de Ciudadanos como socio de gobierno en la Comunidad de Madrid, y de los flirteos de este con el PSOE —bendecidos por Arrimadas—, dio jaque a propios y extraños dimitiendo de su cargo, disolviendo la Asamblea de Madrid y convocando elecciones para el cuatro de mayo —martes; difícil explicar que no sea un domingo—. Los defensores de la democracia Más Madrid y PSOE se apresuraron a presentar sendas mociones de censura para evitar el adelanto electoral, que el TSJM, a la postre, desestimó. Conatos de moción de censura se sucedieron en Castilla y León y Andalucía, cuyos gobiernos autonómicos son también coaliciones entre PP y Ciudadanos. No prosperaron. Sinceramente, era el momento oportuno, aunque con el maldito coronavirus nunca haya nada oportuno, las recientes elecciones catalanas del 14F bien sirven de aval al no haberse descontrolado la incidencia de contagios —mal que le pese a algunos que tachan de irresponsable la decisión de la presidenta madrileña—.
3. De perdidos al río. A duras penas Podemos consiguió mantener los escaños en las elecciones catalanas. En las últimas gallegas se estrelló, y en las vascas perdió casi la mitad de los diputados. El efecto 15M se diluye, aunque quedan todavía muchos fieles que siguen a la formación morada. Los más ingenuos e ignorantes. Hasta los marxistas-leninistas más recalcitrantes detestan a Podemos y a todos sus miembros. Sin embargo, estar en el gobierno de la nación con una vicepresidencia y un ministerio relevante les mantiene con vida. A esto se ha agarrado Pablo Iglesias al dejar su puesto y su escaño en el Congreso para batirse en duelo con Isabel Díaz Ayuso el 4M. Habrá quien entienda su decisión como un alejamiento progresivo de la primera línea política. En absoluto, ha huido de una situación insostenible en tanto que las relaciones con el PSOE se venían haciendo insoportables para él. No sabe nada de gestionar un país, ni lo más básico de economía. Es un político atroz, pero es un populista genial.
4. A río revuelto... Ganancia de Iván Redondo y Pedro Sánchez. La duda ahora es saber si el presidente del Gobierno esperará al resultado electoral en Madrid o se apresurará a convocar elecciones generales para terminar de volcar el tablero político. La estrategia es clara. Por un lado, han conseguido destruir a Ciudadanos, un partido que se llevaba el voto de centro, tanto de centro-izquierda como de centro-derecha. Por el otro, su Ejecutivo ha quedado deslavazado con la marcha de Iglesias, el ascenso de Yolanda Díaz a vicepresidenta segunda además de ministra de Trabajo, y la asunción de Ione Belarra como ministra de Derechos Sociales —mujer de confianza de Iglesias con nula experiencia—. Sánchez ha accedido a la reorganización —a la fuerza ahorcan—, pero se guarda el as en la manga que le permita justificar en un futuro que los cambios no funcionan, y convocar así elecciones generales que le libren de tan incómoda coalición. La depositaria sin primarias de los mandos de la formación morada, Yolanda Díaz, ha demostrado tener mucho más talante, actitud y aptitud para la política que todos los personajes con los que nos han deleitado desde Podemos. Una cosa más que añadir: a buen seguro, todos estos movimientos dispararán a Sánchez en el próximo CIS. Al tiempo.
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