¿Existe alguna relación entre la subida de las pensiones con la del SMI?




Ayer, vía Decreto Ley, el nuevo Gobierno del PSOE y Podemos hizo efectiva la subida de las pensiones en un 0,9%, ajustándolo así al incremento previsto del IPC para este año. De esta manera, Pedro Sánchez paga una de sus deudas electorales que más votos le granjeó. Si bien es un paso adelante, no contempla el total de sus reformas en esta materia, sino que pretende revisar el Pacto de Toledo para asegurar el sistema de pensiones a largo plazo. Esta medida tiene una parte positiva: incrementa el poder adquisitivo de las personas que perciben tanto pensiones contributivas como no contributivas y las clases pasivas*, pero también tiene una parte negativa: dispara el coste anual en más de 1.400 millones de euros, que tendrá que asumir las ya depauperadas arcas de la Seguridad Social, cuyo déficit a cierre de 2019 fue de 18.000 millones. La pregunta entonces es ¿de dónde va a sacar el Gobierno el dinero?

El sistema de pensiones español, como el de casi cualquier país del mundo, funciona de la misma manera que una estafa piramidal, de hecho, podríamos decir que lo es realmente. Un trabajador devenga un derecho de cobro mientras está trabajando, que ejecutará cuando deje de estarlo, es decir, cuando se jubile. Son los trabajadores del presente los que pagan las pensiones de los jubilados del presente, y serán los trabajadores del futuro los que paguen las pensiones de los jubilados del futuro. Por tanto, el sistema será óptimo mientras haya muchas más personas trabajando que cobrando pensiones. La situación actual, y por la que existe tal déficit, es porque cada vez hay menos personas trabajando y más disfrutando pensiones durante más años. Esto quiere decir que España sufre un problema demográfico y que la esperanza de vida aumenta constantemente. Tal es así, que las previsiones del INE auguran que para el 2050 habrá 1,4 trabajadores para cada pensionista, lo cual hace inviable el sistema público de pensiones. Si a este negro porvenir le añadimos que España no es capaz de rebajar las altas tasas de desempleo ni aumentar la productividad, el resultado tiende a que los que se jubilen en un futuro lo tendrán crudo para cobrar una pensión digna.

No obstante, el nuevo ministro de Seguridad Social parece tener muy claro que va a poder arreglar este entuerto económico. Por lo declarado, tiene previsto aumentar la edad de jubilación, contabilizar toda la vida laboral para calcular el porcentaje de la pensión —hasta ahora se contabilizaban los últimos 25 años—, traspasar gastos al Estado —lo que sería un trile, aunque se acabará añadiendo un nuevo impuesto—, permitir la entrada de inmigrantes, y aumentar la natalidad —el INE y Eurostat prevén 1,5 hijos por mujer mientras que la AIReF (de la que el ministro era presidente) prevé 2 hijos por mujer—. Hay medidas que pueden hacer bajar la deuda de la Seguridad Social, pero la última, o es demasiado optimista, o es directamente falaz. Sin embargo, existe una medida que también incrementaría la recaudación de los seguros sociales en caso de aprobarla, esta es la subida del SMI. Analicemos las cuentas:

La reciente subida de las pensiones beneficiará a más de 11 millones de personas y, como hemos comentado antes, supondrá un coste de 1.400 millones de euros. Por otro lado, como no tenemos datos evaluables de la futurible subida del SMI, al no conocer el impacto en destrucción de empleo, tomaremos los de la última subida, la cual benefició a unos 2,5 millones de trabajadores —contando a los del régimen agrario y del hogar—, según la Tesorería General de la Seguridad Social. Esta subida tuvo un impacto de unos 1.500 millones de euros, aunque supuso un incremento del 23%, con lo que habría que rebajarlo a niveles del 11%, que es lo que subiría este 2020. Por tanto, podemos decir que, en el mejor de los casos, el incremento del salario mínimo que tiene previsto el Ejecutivo serviría para costear —en gran parte— el recién aprobado incremento de las pensiones, a costa, eso sí, de perjudicar a muchas pequeñas empresas y trabajadores.

En resumen, estamos viendo cómo se empiezan a mover las piezas sobre el tablero, y para que cuadren los números, hace falta mucho ingenio y alguna que otra trampa.

*Funcionarios de carrera y en prácticas de la Admón General del Estado, de la Admón de Justicia, de las Cortes Generales, de otros órganos constitucionales o estatales que lo prevean, y, funcionarios transferidos a las Comunidades Autónomas; militares de carrera, de las Escalas de complemento, de tropa y marinería profesional y los Caballeros Cadetes, Alumnos y Aspirantes de las Escuelas y Academias Militares; ex Presidentes, Vicepresidentes y Ministros del Gobierno de la Nación y otros cargos.