¿Ha elegido el Gobierno a las personas mejor preparadas para puestos de responsabilidad?




Parece que ya se conocen casi todas las caras que el nuevo Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos ha colocado en los puestos de responsabilidad. Los últimos movimientos en este ajedrez se pueden considerar los más sonados por diferentes motivos: Dolores Delgado como Fiscal General del Estado, Beatriz Gimeno como directora del Instituto de la Mujer, Rita Bosaho como directora de Igualdad de Trato y Diversidad Étnico Racial —después de la renuncia de Alba González Sanz por considerar que este cargo debía pertenecer a una persona racializada—. Antes de ellas pasaron por el foco mediático Juan Carlos Campo como ministro de Justicia, Alberto Garzón como ministro de Consumo, Yolanda Díaz como ministra de Trabajo y Economía Social, o Irene Montero como ministra de Igualdad.

Lejos de buscar el oprobio a las personalidades elegidas bajo el paraguas de Unidas Podemos, hay que asumir que, por novedad, inexperiencia y declaraciones pasadas, son los que han dado lugar a la mayoría de los debates entre la ciudadanía y los medios de información. Además, muchos de los elegidos por el lado del PSOE repiten cargo, con lo que ya no sorprenden.

El más controvertido ha sido el nombramiento de Dolores Delgado, antigua ministra de Justicia, como Fiscal General del Estado, por su vinculación con José Manuel Villarejo, excomisario del Cuerpo Nacional de Policía, que actualmente está en prisión por delitos de organización criminal, cohecho y blanqueo de capitales, o como se ha dado a llamar: el que movía los hilos en las cloacas del Estado. Tal es la conexión, que existen grabaciones entre ambos y el exjuez Baltasar Garzón, que comprometen seriamente la idoneidad de esta mujer para un cargo que debería ser independiente del resto de poderes. Y decimos 'debería' ya que, hace unos meses, el mismo Pedro Sánchez aseguró que la Fiscalía no es autónoma del poder ejecutivo, aunque acabó rectificando tales declaraciones. Cabe reseñar que el sustituto de Dolores Delgado en el Ministerio de Justicia es Juan Carlos Campo, actual pareja de Meritxel Batet, presidenta del Congreso de los Diputados. Si bien este hombre parece tener un curriculum y experiencia intachables, su nombramiento está lejos de acallar los rumores sensacionalistas que, en otros tiempos y con otros gobiernos, surgieron desde esta
 misma orilla.

Continuando con el análisis, encontramos, por un lado, a Beatriz Gimeno como nueva directora del Instituto de la Mujer, que se ha visto envuelta en críticas por ciertos escritos de su puño y letra en los que cargaba contra la heterosexualidad, alegando que era una herramienta de opresión heteropatriarcal. Por el otro lado tenemos a Rita Bosaho como nueva directora de Igualdad de Trato y Diversidad Étnico Racial, también criticada por clamar contra el capitalismo, el heteropatriarcado y el privilegio racial del hombre blanco. Ambas directoras son elecciones de la nueva e inexperta ministra de Igualdad, Irene Montero, que a su vez es pareja del líder del partido morado y uno de los vicepresidentes del Gobierno, Pablo Iglesias. Este triunvirato femenino, que intentará luchar contra las desigualdades —sin hombres cerca—, parece ir cargado con una pesada losa que él mismo se han echado encima, al hacer declaraciones que son una clara manifestación de misandria, supremacismo femenino, revanchismo y radicalismo.

Por último, le toca el turno al marxista-leninista, comunista confeso y actual ministro de Consumo 
escindido del Ministerio de Sanidad, Alberto Garzón. Su andadura no ha empezado con buen pie, pues se ha desempolvado un tuit suyo en el que alababa a Cuba como modelo de consumo a seguir, lo cual le ha servido para ganarse algún que otro abucheo. Y para finalizar, Yolanda Díaz, nueva ministra de Trabajo y Economía Social, militante de la fagocitada Izquierda Unida, a la que "le da muchísima pena que en España se utilice el término 'comunista' como insulto", como manifestó en un programa televisivo. Quizá debieron explicarle que bajo la bandera de la hoz y el martillo se han cometido las mayores atrocidades y genocidios del s.XX —más número de muertos que los provocados por el nazismo y el fascimo juntos—, y que aun existen reductos como Corea del Norte, Cuba, China, Bielorrusia o los países del Turquestán, donde sus dictadores gobiernan con mano de hierro bajo el "bálsamo" del comunismo.

En conclusión, no cabe duda de que estos nombramientos obedecen a un reparto totalmente arbitrario entre colegas, algo que algunos políticos de nuevo cuño vinieron para perseguir y denunciar. Si de alguien se esperaba que los puestos de responsabilidad del Estado, que nos afectan a todos los ciudadanos, fuesen otorgados mediante concursos de méritos, esos eran los adalides del progreso y la democracia junto con sus adlátares, pero parece que en el juego electoral todo vale.